kwi 19, 2014

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Czas od kasaty do wskrzeszenia: 1

Czas od kasaty do wskrzeszenia: 1

Cześć pierwsza

 

Exile_of_the_Jesuits_from_Russia_(Geoffroy,_1845)

Dok. 17

Lorenzo Hervás y Panduro[1], Biblioteca Jesuítica-Española (1759-1799), estudio introductorio, edición crítica y notas de Antonio Astorgano Abajo, Madrid, Libris, 2007, p. 699.

Las miserias, calamidades y desgracias, que la colonia de jesuitas portugueses padeció en su expulsión y la vida trabajosa que, después de ella, ha tenido por muchos años, hicieron perecer prontamente a muchos de ellos y a no pocos ocasionaron falta de salud, por lo que ellos, llegados a Italia, debieron pensar y ocuparse más en trabajar para vivir que en estudios literarios para instrucción propia o de otros. No obstante estas lamentables circunstancias, que suelen ser incompatibles con la profesión literaria, en esta se han distinguido algunos jesuitas portugueses. La suma dispersión de ellos y la vida, totalmente retirada, que han tenido, me han dificultado la noticia, no solamente de sus manuscritos y obras impresas, mas también del carácter de los escritores. De algunos de ellos solamente he podido saber la pura existencia, por lo que no dudo que se me ocultará la noticia de algunos escritores y de no pocas producciones literarias o manuscritas de los autores que cito.

Dok. 18

Rome 7 May 1766. John Thorpe to Jenison,  Archives of the British Province of the Society of Jesus, John Thorpe: Miscellaneous Letters, 1754-1792, fols. 89r-v

Our Prophets both great and little continue to amuse us with the assurance of a reestablishment in Portugal and France. I heartily wish that we could say of them that they would certainly be in the right at last.

Dok. 19

Rome, 25 October1767, Thorpe’s Newsletters, Archives of the British Province of the Society of Jesus, MS. A. III.15, unfoliated.

The German Jesuits comfort themselves upon account of some little favours lately shown to them by the Courts of Munich, Trevers etc. But the most satisfactory of all is that the King of Prussia lately assured the Rector of Breslau that if any Jesuit was accused in his territories, he would see the cause have a full and fair trial though he was neither the most faithful, nor the most Christian, nor the most Catholic King.

Dok. 20

20 giugno 1773. Diario del gesuita spagnolo P. Manuel Luengo[2]

In: Maria Grazia RUSSO, “La grande dispersione in Italia dei gesuiti portoghesi espulsi: processi di catalogazione e documentazione inedita”, in Ugo BALDINI e Gian Paolo Brizzi (a cura di), La presenza in Italia dei gesuiti iberici espulsi, Bologna, CLUEB, 2010, p.  46s.

 

No se puede pensar sin una muy tierna compasión sobre el estado en que se hallan y la suerte que pueden venir a tener los jesuitas portugueses que están en esta legacía y son, como consta por este Diario, 3 en la Residencia de la ciudad de Cento y unos 18 o 19 en un tránsito de este Seminario de San Luis.  Aunque no sin alguna miseria y a costa de mucha humillación y abatimiento, hasta aquí se han mantenido al lado de los jesuitas italianos.  Esto, según parece, se les va a acabar bien presto.  Cuál, pues, será su paradero y destino?  Más miserables, como siempre, que nosotros y que los italianos, y con una cruz sobre sus hombros más pesada que la nuestra y la de estos jesuitas, no tienen en este lance alguno ni recurso humano.  Los jesuitas de Bolonia, si son arrojados de estos Colegios, pueden recogerse en otros o a lo menos tienen el consuelo de estar en su patria y entre los suyos.  Nosotros, si bien privados de nuestros Colegios y de nuestra patria, tenemos una pensión por el Rey, con que mantenernos con decencia.  Pero a los pobres portugueses les falta todo: han perdido sus Colegios y su patria, y aun les es imposible la menor correspondencia con sus familias para recabar de ellas algún socorro en sus necesidades, y no tienen un maravedí de pensión ni por el Rey ni por el papa.  En este aprieto terrible han presentado un memorial al Eminentísimo Arzobispo, que ha dado a él una respuesta muy seca que no les permite esperar resolución alguna favorable.  Nosotros les recibiríamos con los brazos abiertos en nuestras casas y partiríamos con ellos con gusto y con toda honradez de nuestro mismo pan y vino, y de todo lo demás de nuestra pobre comida.  Pero hay una dificultad casi insuperable y es la presencia de los Comisarios españoles que ni podrán ignorarlo ni se puede esperar que lo consientan.  Se hallan, pues, estos pobres portugueses en peligro de verse propiamente en la calle y abandonados de todos.  Pero debemos siempre esperar que aquel Señor, que tiene cuidado y providencia de los pajaritos y yerbas del campo, cuidará también amorosamente de estos pobres afligidos y atribulados, y abrirá algún camino para que puedan ser socorridos y ayudados.  Entretanto, desde que empezó a gobernarse todo el Colegio de Santa Lucia por los Administradores puestos por el Arzobispo, han mejorado mucho los jesuitas portugueses que están en el Seminario en el pan y en el vino, pues ahora se les da el mismo que a los Padres y Hermanos del Colegio, y uno y otro es muy bueno, y antes el que se les daba a los portugueses era muy inferior al que se daba a los Padres y Coadjutores italianos.  Y por una casualidad no les han igualado también a los Administradores en el resto de la comida, que ha sido también siempre inferior la suya a la de la Comunidad de Santa Lucía.  Indignidad y bajeza que no se puede recordar sin pasmo e indignación, y que se leerá en la Historia de la Compañía como una cosa nunca vista en ella y con oprobio e infamia de estos jesuitas boloñeses.  Pero será razón que se lea al mismo tiempo su expiación y penitencia por esta falta, pues tal se puede juzgar que es esta tribulación en que se hallan ellos entre todos los jesuitas del estado pontificio y que verdaderamente sufren con humildad, paciencia y resignación cristiana.

 


[1]Gesuita spagnolo, nato nel 1735 a Cuenca, entrò nella Compagnia di Gesù nel 1749 e morì esiliato a Roma nel 1809.

[2]Gesuita spagnolo, nato nel 1735 a Valladolid, morì nel 1816 a Barcelona.  È entrato nella Compagnia di Gesù nel 1755 e fu testimone, a Roma, della promulgazione della bolla di restaurazione della Compagnia.  Nel suo Diario racconta l’espulsione dei gesuiti dai domini spagnoli.

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